martes, 27 de julio de 2010

Repetición.

Tengo un constante tambor en la cabeza. Bum, bum, bum.

No he dormido casi nada. Ayer llegué a casa a las dos de la mañana. Mi madre me ha despertado a las ocho y media, pues mis tíos y primos tienen que venir para ir a comprar al mercado. Son las diez y diez, y aún sigo esperando.

Tengo mucho sueño, y siento como si miles de esfuerzos de mi subconsciente hicieran lo imposible porque cierre los párpados y me someta a otro raro, y quién sabe si mal sueño. Pero no le hago caso y sigo escribiendo ésto, aunque no esté muy por la labor.

Repetición. Tengo un sueño que se me repite. Y no, no desde hace unas noches, ni unos días, ni unas semanas. Tengo un sueño que se me repite desde los seis años. Una vez al mes. Doce veces al año.

Al principio, me daba miedo. Cuando todo empezó era pequeña y siempre despertaba llorando, sin querer volver a dormirme. No sabía qué significaba, no sabía por qué lo soñaba una y otra vez, pero siempre volvía, y a mi, me asustaba. Luego, poco a poco empecé a acostumbrarme. A los diez años, despertaba y me quedaba sentada en la cama, pensando, y recordándolo claramente. Esforzándome por buscarle un sentido, pero mis pensamientos a mitad de la noche no daban para mucho. Volvía a dormirme, y soñaba con otra cosa totalmente distinta, pero NO con ése sueño, sólo hasta que volviera a acordarme de él un mes mas tarde, al volver a despertar a las tres de la mañana.

Ayer, volví a soñar.

Cuando era pequeña, me daba miedo subir las largas escaleras para ir al piso de arriba, oscuro y tétrico, así que mis padres me dejaban dormir en el salón, viendo la tele en el sofá con ellos, hasta que me dormía y posteriormente ellos me subían a la habitación.

En el sueño, todo empieza con que estoy durmiendo. Sí, sueño dentro del sueño. Pero no sueño nada, está todo negro. Así que de pronto, abro los ojos. Estoy en el salón, y aunque el tiempo haya pasado, aún conservo mi apariencia de seis años, cuando todo esto empezó. Mis padres se han quedado dormidos también, y la televisión sigue encendida. Pero no escucho nada proveniente de la caja cuadrada. Ya sabéis como son los sueños. De repente no sé por qué, me levanto, y medio dormida cruzo el salón y el bajo de las escaleras para dirigirme a la cocina, igual por hambre, pero no recuerdo necesidad alguna de comer algo. Camino hacia la otra punta, y entro en la despensa. Cojo algo, no sé el qué, en el sueño nunca se especifica, pero supongo que es algo de comida. Me doy media vuelta para volver al salón con mis padres, pero justo al pasar por delante de la nevera, me detengo. Intento seguir andando, pero no puedo. Mis piernas están quietas, no responden a mis intentos de moverlas. Con mi mentalidad de seis años, me entra miedo. Así que pienso en gritar, para que vengan mis padres y me ayuden. Pero tampoco puedo. Abro la boca, intento pegar un chillido en medio de la noche, pero no me sale voz. No puedo hacer nada. Estoy inmóvil, en medio de la cocina, a oscuras. Lo único que puedo hacer es mirar hacia uno y otro lado. Veo un resquicio de luz que viene de la televisión del salón, pero nada más. Repentinamente, ante mi pánico de niña inocente, siento un par de manos en mis hombros. No puedo ver quien es, porque no me puedo mover. Solo presiento dos manos que me agarran, pero no me hacen nada. Y es imposible que nadie haya venido, pues a mis espaldas no hay NADA. Sólo la despensa, la pared y la mesa. Ni una ventana, ni una puerta para que alguien pueda entrar.

Y es en ese momento, que me despierto. SIEMPRE, en todos éstos diez años que llevo soñando sobre esto, siempre se termina ahí. Alguien cogiéndome ligeramente por detrás. Y nunca atisbo a ver quién narices es. Es MUY frustrante, pero que mucho.

Ahora hará un par de años, le comenté esto a una amiga. A ella le gusta interpretar cosas. Buscar el significado de los sueños, de la mueca de una persona, y todo eso. Y me explicó lo que ella creía sobre el sueño.

Aunque el tiempo vaya pasando, en el sueño siempre soy pequeña. Vuelvo a mi infancia, con ésa costumbre de dormir en el sofá. Voy a la cocina a 'supuestamente' coger algo para comer, y de pronto me encuentro en una situación que no me gusta nada. Ésta chica interpretó eso como que tengo un miedo infantil. Algo que me ocurrió cuando era pequeña, y que aunque no sea consciente de ello, me haya estado persiguiendo todos estos años, involucrando a algo de mi vida cotidiana, por eso aún mi subconsciente quiere que continúe recordándolo.

Y de pronto, como quién no quiere la cosa, unas manos (no pequeñas, parecen de adulto), se posan sobre mi, sin hacerme nada, solo posándose tranquilamente, justo antes de despertar yo. Siguiendo con la interpretación, me explicó que lo más probable era que alguien intentara ayudarme con ése miedo. Y la cuestión de no verle la cara nunca, ni de saber quién es, ni siquiera de tener una ligera idea de quién podría ser, era que aún no conozco a esa persona.

Me dijo, que algún día éste miedo, éso que me pasó, volvería a mí. En alguna época de mi vida, no se sabe cuando. Pero que volverá. Y alguien que ya conoceré en ése entonces, intentará ayudarme. No serán mis padres, porque en el sueño estaban durmiendo en el sofá, sin saber qué me estaba pasando, ni que estaba despierta, ni que me encontraba en la cocina. No será ningún amigo mío, porque si no sabría quien era. Además, también cuentan las manos de adulto. Parecían de hombre, pues son grandes, y con un poco más de pelo que las manos de una chica normal.

Así que ahora, todo lo que me toca es esperar. Vivir con la duda de quién es esa persona, que intenta sacarme de la pesadilla.

Cuando lo descubra, dad por hecho que os lo diré. Puede que entusiasmada, puede que no. Puede que pasen muchos años hasta que lo sepa. Pero lo cierto es que no pararé hasta descubrirlo. Seguiré soñando cada mes, como siempre, e intentaré parar más atención a los detalles, si puedo. Si con el tiempo aprendiera a controlar un poco los sueños, podría cambiar éste. Que cuando me levantara, aún y soñando, supiera lo que me espera en la cocina. Que decidiera ir, o no, a ver lo que sucedería entonces. Pero también me da miedo cambiarlo. Porque puede que si lo cambie, no vuelva a soñar nunca más, puede que rompa ésta cadena, cosa que no quiero.

No sé... supongo que ya se verá.

2 comentarios:

  1. He aquí mi pequeña mini-interpretación. Veras, tú dices que, en el sueño, son manos de un adulto hombre. Bueno, la mente humana, el subconsciente trata de asociar sentimientos, entes abstractos con personas o cosas reales o al menos materiales. ¿Qué representan los adultos? Son como un faro en la oscuridad. Nos ofrecen protección, ayuda, calor, cariño. Es decir, que ese adulto que tú ves, no tiene por qué ser un hombre en realidad. Podría ser una mujer, un anciano o incluso alguien de tu edad. Simplemente, es alguien a quien no conoces y que tiene el poder de hacerte sentir a salvo, protegida y querida.
    La mente escoge la personificación de un adulto para encubrir esta sentimiento ^^ Creo yo, vamos :) Todo puede ser, ¿no? xD

    ResponderEliminar
  2. Pues sí, todo puede ser u.u"
    Tu interpretación también me parece muy buena :D Nunca se sabe, pero también podría ser eso ^-^

    ResponderEliminar