miércoles, 25 de mayo de 2011

"Me siento infinito."

Nunca pensé que podría enamorarme de un libro. Nunca, no completamente. A veces puedes releer y releer, una y otra vez, las mismas páginas con las que te sentiste identificado alguna vez. Lo que he experimentado yo hoy ha sido totalmente distinto.

Hace tan sólo unas horas que he terminado The Perks of Being a Wallflower. Lo releería otra vez, y lo haré, tantas veces como me sea posible para captar todo el significado de ésta magnífica obra. Porque eso es lo que es. Una. maldita. y genial. obra. Una obra para llorar y reír. Una obra para pensar. Una obra que te hace fijarte en los más pequeños detalles de tu alrededor, y una obra que te ayuda a descubrirte a ti mismo. Eso es lo que ha hecho conmigo.

Un texto me hizo detenerme y recordar una antigua entrada que subí aquí hace tiempo, la del autobús. No sé si la recordáis. La entrada en que relataba sobre una chica que tiende a cuestionarse todo, hasta la vida que llevan los demás con los que se cruza. Nunca antes me había encontrado tanta semejanza con un personaje ficticio.


"Querido amigo,
Desearía poder informarte de que las cosas van mejor, pero desafortunadamente no lo hacen. Es difícil, también, porque hemos empezado la escuela de nuevo, y no puedo ir a los sitios donde solía ir. Y no puede ser como era. Y no estaba listo para decir adiós todavía.
[...]
Puedo explicarte una cosa que ocurrió. Estaba en el centro comercial porque ahí es donde voy últimamente. Durante el último par de semanas, he estado yendo cada día, tratando de descubrir por qué la gente va ahí. Es una especie de proyecto personal.
Había éste niño pequeño. Tendría alrededor de cuatro años de edad. No estoy seguro. Estaba llorando muchísimo, y seguía gritando por su madre. Debería haberse perdido. Entonces, vi éste chico más mayor, que a lo mejor tenía diecisiete años. Creo que iba a una escuela diferente porque no lo había visto nunca antes. De todos modos, éste chico más mayor, que tenía aspecto rudo con una chaqueta de cuero y pelo largo y todo, se acercó al niño y le preguntó por su nombre. El pequeño respondió y dejó de llorar.
Entonces, el chico mayor se alejó con el niño.
Un minuto más tarde, oí por el aparato comunicativo diciéndole a la madre que el niño estaba en la mesa de información. Así que fui a la mesa de información a ver que ocurriría.
Supongo que la madre había estado buscando al niño durante mucho tiempo porque llegó corriendo a la mesa de información, y cuando lo vio empezó a llorar. Lo abrazó con fuerza y le dijo que no huyera nunca más de nuevo. Entonces, se lo agradeció al chico mayor que había ayudado, y todo lo que el dijo fue, "la próxima vez vigílelo jodidamente mejor."
Entonces, se fue.
El hombre con el bigote detrás de la mesa de información estaba estupefacto. Al igual que la madre. El niño solo sorbió su nariz, miró a su madre, y dijo,
"Patatas fritas."
La madre miró al pequeño y asintió, y se alejaron. Así que los seguí. Fueron al sitio donde se encuentran los puestos de comida, y adquirieron patatas fritas. El niño estaba sonriendo y tirándose ketchup por encima. Y la madre seguía secando su cara mientras tomaba caladas de su cigarro.
Seguí observando a la madre, tratando de imaginarme como debería haber sido cuando era más joven. Si estaba casada. Si su pequeño niño era un accidente o planeado. Y si eso hacía una diferencia.
Vi a otra gente alrededor. Hombres mayores sentándose solos. Chicas jóvenes con sombra de ojos azules y embarazosas chácharas. Niños pequeños que parecían cansados. Padres en buenos abrigos que parecían incluso más cansados. Niños trabajando detrás de los contadores de los puestos de comida que parecía que no tuvieran la voluntad de vivir durante horas. Las máquinas seguían abriendo y cerrando. La gente seguía dando dinero y obteniendo su cambio. Y todo me parecía muy inquietante.
Así que decidí encontrar otro lugar para ir y descubrir por qué la gente va ahí. Desafortunadamente, no hay muchos lugares como ése. No sé por cuanto más puedo seguir sin un amigo. Solía ser capaz de hacerlo muy fácilmente, pero eso era antes de saber cómo era tener un amigo. Es mucho más fácil no saber ciertas cosas. Y que compartir patatas fritas con tu madre sea suficiente.
[...]
Con amor,
Charlie."