martes, 14 de febrero de 2012

What humanity has come to.

First, I want to start this with a question. Have you ever tried stopping living in your bubble of happiness to take a look around you? So many things happening out there, but no one is there to notice, no one is there to listen, and no one is there to see. It’s crazy to think that in this very second right now, someone’s dying, someone’s cheating on their wife, someone’s writing a suicide note, someone just lost their daughter, someone just got diagnosed with cancer, someone just got in a car accident, someone’s pregnant, someone did cocaine for the first time, someone just got raped, someone took another person’s life, someone hasn’t talked to their dad in years, someone’s signing divorce papers and someone killed themselves. Right there, in that very second, all of that happened somewhere out there in the world.

Things are changing for the worst and what I think is really a shame is people who want to grow up too fast. That said, let me amend my original statement to this: humanity is changing for the worst.

When I was twelve years old, I liked to read, watch T.V., and play in the street with the other kids of the neighborhood. Nowadays children that age spend the day playing video games, becoming little vandals and some of them even drink and have sex. And whenever we hear about something like that, we should think: why hurry? Why don’t kids understand they must enjoy the moment, because they won’t be twelve again?

Things like this are making me start to hate people, and it gets to a point where I don't expect anything else from anyone. It’s disappointing. Do nice, kind people with some proper brains still even exist? People who don't constantly criticize others for their actions or thoughts?

This seems to be a free society, but it really is not. Society is teaching us that no matter what size we are, we'll never be good enough. We'll always be too skinny, too fat, too short, too tall, too this, too that. Saying “How can you be sad when people have it so much worse than you?” is as ridiculous as “How can you be happy when people have it so much better than you?”

When we criticize another person, we might be leading them to doing things they might regret later. Above all, we should have in mind that we just don’t know what another person has gone through, so I personally think criticizing is a very low thing to do. Depression is not an act, eating disorders aren't phases, suicide isn’t a coward’s escape, homosexuality isn’t a disease, and self-harming is not a cry for attention.

It personally makes me happy when I see teenage girls who clearly don't fit in, and are proud of it. It gives me some hope that the future might still have some personality.

The thing is, we all blame society, but we are society, and it's our actions that matter. When people are free to do as they please, they usually imitate each other. You were born an original. Don’t die a copy and help the case, spread the word, and help future generations not to fall for what it’s called “bad habits”.

miércoles, 25 de enero de 2012

Cambio de planes.

Mhmm, hola.

No sé si aún hay gente siguiendo éste blog, puesto que hace como siete meses que no publico ni nada. Es pa' matarme.

En fin, he estado leyendo mis últimas publicaciones, y qué decir, menuda depresión llevaba yo. Ahí está la prueba por si alguna vez me preguntan. TENGO EVIDENCIAS, PIPOL. Y también me he sorprendido por la manera en que escribía (¿escribo?), porque sueno como una persona completamente distinta. O igual es que mi manera de ser ha cambiado después de todo. Nunca se sabe.

Si me paso por aquí es para decir que estoy viva. Algunas de esas antiguas publicaciones asustaban un poco, la verdad. Es sorprendente cómo han cambiado las cosas en qüestión de menos de un año. Por ahí he leído que no creía que pasaría, pero sí, ha pasado. Debo aprender a ser un poco más optimista y escuchar a los demás, pero estaba en una situación que me impedía ver las cosas de otra forma.

En fin, ante todo, he conseguido cambiar de bachillerato. Humanidades no era lo mío, eso estaba claro. ¿Para qué estudiar Latín y Griego si son lenguas muertas? ¡Al menos estudia Griego actual o algo que valga más la pena! Estoy volviendo a hacer primero, eso sí (que conste que NO ES REPETIR, porque no estoy repitiendo las mismas asignaturas, jojojo). La psicóloga del instituto al que iba el año pasado resultó ser una gilipollas, que me hizo tener que decirles a mis padres todo para que fueran a hablar con ella, que resultó que sólo quería hablar con ellos para comprobar que no estaba mintiendo. Lo que decía, GILIPOLLAS, que encima me consideraba una mentirosa. En cuanto me enteré dejé de acudir a las citas y la ignoraba por los pasillos, eso le pasa por (¿otra vez?) gilipollas. Y eso.

Ahora estudio en un pueblo a 25 minutos en coche del mío, pero qué se le va a hacer, porque estoy estudiando lo que me gusta. ¿Sabéis lo que es levantarse por la mañana con ganas de ir a clase? Es algo que no pasa todos los días. Aunque mi nueva clase está llena de gente ignorante que se cree superior (¿dónde no hay?), me hace gracia pensar que soy un año mayor que ellos y que sus comentarios me los puedo pasar por un sitio que no voy a mencionar aquí en caso de que haya niños leyendo (con lo moderna que se está volviendo la civilización, hasta mi prima de cinco años podría estar mirando ésto).

Soy feliz, soy yo misma y por fin siento ser parte de algo que me motiva. Realmente sale el arcoiris después de la tormenta.

P.D: ¡Feliz 2012 a todos y todas! Si aún hay alguien que se asoma por aquí, eso sí... :)

miércoles, 25 de mayo de 2011

"Me siento infinito."

Nunca pensé que podría enamorarme de un libro. Nunca, no completamente. A veces puedes releer y releer, una y otra vez, las mismas páginas con las que te sentiste identificado alguna vez. Lo que he experimentado yo hoy ha sido totalmente distinto.

Hace tan sólo unas horas que he terminado The Perks of Being a Wallflower. Lo releería otra vez, y lo haré, tantas veces como me sea posible para captar todo el significado de ésta magnífica obra. Porque eso es lo que es. Una. maldita. y genial. obra. Una obra para llorar y reír. Una obra para pensar. Una obra que te hace fijarte en los más pequeños detalles de tu alrededor, y una obra que te ayuda a descubrirte a ti mismo. Eso es lo que ha hecho conmigo.

Un texto me hizo detenerme y recordar una antigua entrada que subí aquí hace tiempo, la del autobús. No sé si la recordáis. La entrada en que relataba sobre una chica que tiende a cuestionarse todo, hasta la vida que llevan los demás con los que se cruza. Nunca antes me había encontrado tanta semejanza con un personaje ficticio.


"Querido amigo,
Desearía poder informarte de que las cosas van mejor, pero desafortunadamente no lo hacen. Es difícil, también, porque hemos empezado la escuela de nuevo, y no puedo ir a los sitios donde solía ir. Y no puede ser como era. Y no estaba listo para decir adiós todavía.
[...]
Puedo explicarte una cosa que ocurrió. Estaba en el centro comercial porque ahí es donde voy últimamente. Durante el último par de semanas, he estado yendo cada día, tratando de descubrir por qué la gente va ahí. Es una especie de proyecto personal.
Había éste niño pequeño. Tendría alrededor de cuatro años de edad. No estoy seguro. Estaba llorando muchísimo, y seguía gritando por su madre. Debería haberse perdido. Entonces, vi éste chico más mayor, que a lo mejor tenía diecisiete años. Creo que iba a una escuela diferente porque no lo había visto nunca antes. De todos modos, éste chico más mayor, que tenía aspecto rudo con una chaqueta de cuero y pelo largo y todo, se acercó al niño y le preguntó por su nombre. El pequeño respondió y dejó de llorar.
Entonces, el chico mayor se alejó con el niño.
Un minuto más tarde, oí por el aparato comunicativo diciéndole a la madre que el niño estaba en la mesa de información. Así que fui a la mesa de información a ver que ocurriría.
Supongo que la madre había estado buscando al niño durante mucho tiempo porque llegó corriendo a la mesa de información, y cuando lo vio empezó a llorar. Lo abrazó con fuerza y le dijo que no huyera nunca más de nuevo. Entonces, se lo agradeció al chico mayor que había ayudado, y todo lo que el dijo fue, "la próxima vez vigílelo jodidamente mejor."
Entonces, se fue.
El hombre con el bigote detrás de la mesa de información estaba estupefacto. Al igual que la madre. El niño solo sorbió su nariz, miró a su madre, y dijo,
"Patatas fritas."
La madre miró al pequeño y asintió, y se alejaron. Así que los seguí. Fueron al sitio donde se encuentran los puestos de comida, y adquirieron patatas fritas. El niño estaba sonriendo y tirándose ketchup por encima. Y la madre seguía secando su cara mientras tomaba caladas de su cigarro.
Seguí observando a la madre, tratando de imaginarme como debería haber sido cuando era más joven. Si estaba casada. Si su pequeño niño era un accidente o planeado. Y si eso hacía una diferencia.
Vi a otra gente alrededor. Hombres mayores sentándose solos. Chicas jóvenes con sombra de ojos azules y embarazosas chácharas. Niños pequeños que parecían cansados. Padres en buenos abrigos que parecían incluso más cansados. Niños trabajando detrás de los contadores de los puestos de comida que parecía que no tuvieran la voluntad de vivir durante horas. Las máquinas seguían abriendo y cerrando. La gente seguía dando dinero y obteniendo su cambio. Y todo me parecía muy inquietante.
Así que decidí encontrar otro lugar para ir y descubrir por qué la gente va ahí. Desafortunadamente, no hay muchos lugares como ése. No sé por cuanto más puedo seguir sin un amigo. Solía ser capaz de hacerlo muy fácilmente, pero eso era antes de saber cómo era tener un amigo. Es mucho más fácil no saber ciertas cosas. Y que compartir patatas fritas con tu madre sea suficiente.
[...]
Con amor,
Charlie."

miércoles, 23 de febrero de 2011

Personas.

Esta historia que te cuento es como un grito. Una voz desesperada que grita pidiendo auxilio; auxilio por no ver nada que me llene en el camino - auxilio por ver que hay mucha falta de cariño. Pasan cosas, cambian otras, ley de vida tal vez todo se acaba.

Miro ahora a mi alrededor; veo miles de vidas que no sé cómo son. Cada uno su historia, cada uno su rol - somos solo personas. Unos que viven mejor porque usan el afecto como el primer valor; otros que andan a golpes con su corazón
y no cuidan su vida. Solo quiero regalar un trocito de mi verdad. Solo quiero entregar todo lo que he pasado, lo que llevo guardado en mí.

La vida es esto a pesar de mis complejos: quererme a muerte y poder querer al resto, respirar, que me salga desde dentro y de verdad. Que ser feliz es solo un sueño, un falso invento, que solo existe poder serlo por momentos - nada más, que esta vida es lo mas grande, es la verdad. Somos un trozo de vida, la parte mas viva del gran universo y también lo peor. Virtud y caída, verdad y mentira con capacidad de dar amor... eso es lo que quedará.

Somos un trozo de amor como un saco de llanto, de risa y temor. Somos muchas películas, distinto guión - somos solo personas. Unos que quieren ser dios; otros viven contentos siendo lo que son; otros luchan su trozo; otros lloran su horror - que somos solo personas. Estas enfadado con todo lo que hay cerca de ti. Nunca te has gustado, y vives exigiendote al maximo siempre; tu solo eres culpable de que ahora tu te veas así. ¿Por qué no te quieres aunque sea solo un poquito? ¿Por qué no eres tu mismo y no algo parecido?

La envidia es el deporte nacional en este puto mundo. Sabéis de todo y os encanta hablar... bla, bla, bla. No puedo más, teneis cero de criterio llenos de resentimiento, que pena me da. Sales a la calle y todo el mundo parece tan despreocupado y a nadie le apetece pensar en ti. No se dedicarte ni una sola palabra, me ha costado tanto descubrir la manera de no existir...

Y poco a poco yo le planto cara al miedo. Quité cobarde, por "yo quiero, puedo hacerlo". Y confiar, y salir de mí escondite así sin más. Estar tan sola y no gustarme fué el lamento, el lado fácil de perderme hasta el respeto. Y yo soy más, no soy solo un comentario - valgo más. A veces gritas des de el cielo queriendo destrozar mi calma. Vas persiguiendo como un trueno para darme ese relámpago azul, y ahora me gritas des de el cielo pero te encuentras con mi alma. Conmigo ya no intentes nada, parece que el amor me calma. Hoy vuelvo a encontrar mi corazón que lo tenia escondido dentro de un cajón, y lo pasé tan mal mirando alrededor, estando tan perdida falta de ilusión, cerca del peligro, sin equilibrio y perdiendo el norte.

Y hoy me pregunto por qué me quise tan poco y me encerré dando vueltas y vueltas a algo que yo creé. Y por pensar tengo un millón de cicatrices, soy un escudo, soy hipersensible, una barrera al corazón. Y no me gusta haber estado así de triste... por paranoias yo me hice esas heridas en mi interior.

Somos un trozo de vida, la parte mas viva del gran universo y tambien lo peor. Virtud y caída, verdad y mentira
con capacidad de dar amor... eso es lo que quedará.
El Canto del Loco

sábado, 12 de febrero de 2011

Absurdo.

Todo lo es.

Gracias por los ánimos. Gracias por las esperanzas, por las sonrisas y por las lágrimas. Pero todo tiene un tope, un límite contra el que chocamos y no tiene salida. Se ha terminado.

Sabéis... creía que podía. Creía que realmente iba a poder levantarme y destrozar la piedra que impedía que continuara avanzando. Pero lo único que he conseguido es romperme la mano. La piedra sigue ahí, y yo ahora estoy débil. Débil, llorando porque el golpe duele. He decidido desistir, sentarme, esperar a que pase o que alguien me traiga un calmante que funcione de verdad. Pero al fin y al cabo, esperar. ¿Por cuánto tiempo? Indefinido.

Odio que la gente me siga mintiendo. Todo lo que he escuchado éstos últimos meses ha sido 'todo saldrá bien'. En serio... lo creí. Pensaba que todo iba a mejorar. Pero es inútil que me lo sigáis diciendo, en general. Ya no creo en nada más.

He estado esperando todo este tiempo para ver si podía traer buenas noticias a éste blog. Un poco de felicidad a éstas pesimistas publicaciones. Pero siento decepcionaros, otra vez.

Las cosas no solo no mejoran, sino que van a peor. Sigo teniendo éste miedo escénico, éste horror a que sea el centro de atención. Suelo ponerme pálida, sudorosa y me entran temblores. El asma no ayuda mucho, porque juro que un día de estos me da un ataque. De los de verdad.

No pasa ni un solo día en que no me encierre en el baño y llore hasta quedarme seca. Aprovecho cuando me entra el bajón y lo saco todo. Pero, por mala suerte, no tengo mucho tiempo hasta que mis padres me llaman para volver a ayudar con algo de la casa. Mi madre se cayó en la escalera este Lunes pasado y se rompió el pie. En el mismo día, una operación, cuatro tornillos y veintiuna grapas. No puede moverse por dos meses. Mi hermano tiene clase día y tarde y mi padre trabaja hasta la noche. Eso significa que solo quedo yo para hacer las tareas domésticas, lo que ocupa un montón de tiempo si contáis que también tengo clases, hacer trabajos, estudiar e ir a la academia de inglés. Es demasiado, no puedo. Ha sido la gota que ha colmado el vaso. Y he estallado. Parece que todo sucede a mi alrededor - mi tío murió el 31 de Diciembre, mi padre ha tenido un pre-cáncer por fumar pero no lo deja, y ahora mi madre se queda inválida por un tiempo. ¿Realmente creéis que se puede vivir así? Yo no puedo, no por ahora.

Además, odio mis estudios. Odio el bachillerato humanístico. Odio Literatura, Griego y Latín. No me sé nada, no me puedo concentrar en clase y lo estoy suspendiendo todo. La semana que viene tengo cuatro exámenes y, sinceramente, lloro solo de pensarlo. Odio decepcionar a la gente, y los profesores se creen que no me da la gana estudiar y que solo soy vaga para ponerme a trabajar. Voy a suspender todo y repetir, cosa que no me ha pasado en la vida. Gracias, Alba, por insistir en ayudarme a estudiar, pero es que no quiero. No quiero estudiar. No así. Estoy harta de todo y estoy al borde del colapso. Necesito tiempo para ponerme bien, descansar; pero como continúe así no creo que mejore mucho mi situación.

Y... todo esto me ha hecho dejar de comer. Nunca tengo hambre, cosa rara en mí. Sólo desayuno y como al mediodía. Nada más. Sólo en ésta semana me he adelgazado tres quilos. Y siendo sincera, no me importa. Quiero adelgazar más, incluso he pensado en conseguir pastillas, aunque no sé cómo. Actualmente peso 51.

Empecé a ir a la psicóloga del instituto, pero no me ayuda, porque no me entiende. Quiere que me haga un horario de estudio y lo cumpla. A ver... ¿cómo? No tengo tiempo para nada. Además, como he dicho antes, no quiero estudiar. Desisto. Durante un tiempo, al menos. Y le voy a contar todo ésto en la próxima cita, quiero que me envíe a un psicólogo de verdad o incluso no diría que no a una clínica.

En serio, gracias por los ánimos, pero se ha acabado. No voy a escuchar a nada más que me digan, porque he dejado de creer, creer en mí misma. Puede que eso de 'todo saldrá bien' funcione en otras personas, pero no en mí. Conmigo, la frase 'por más que lo intentes todo saldrá peor', sería la más adecuada.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Todos los ríos llevan a un mismo mar.

Necesito ver a un psicólogo.

Necesito visitar a uno y contarle todos mis problemas.

Lo necesito y lo quiero.

Alguien con experiencia y que sepa encontrar, no una solución, pero sí un tipo de mejora a todo esto. Es todo lo que pido. Lo pondría en mi carta de Navidad, junto a otros muchos caprichos, pero luego vendría la lluvia de preguntas de mis padres. Y, claro, ¿cómo contarles que tienen una hija depresiva?

Porque sí, me he dado cuenta. No necesito hablar con ningún profesional para darme cuenta de que soy una persona depresiva. Con los años ha ido saliendo a flote, y ahora ya estoy segura de ello. Tendré que convivir siendo lo que soy durante el resto de mi vida. Depresiva. Hasta la misma palabra suena… bueno, triste.

No es fácil ser así. Bajones, lloreras, ganas de decir adiós a todo así porque sí, sin razón. Esto también es un poco… bipolar. Del día a la mañana pasas de ser la más feliz del mundo a esconderte en tu habitación y llorar durante horas.

Y más ahora, estoy pasando una época mala. El cambio de instituto fue muy gratificante. Pasar de ver las mismas caras que me hacían una existencia imposible a otras de nuevas, listas para ser exploradas. No me quejo. No me arrepiento. La gente es… genial. Todos se llevan bien conmigo. Pero, ¿qué hago yo? Me escondo de ellos. Las malas experiencias del pasado me han llevado a quedarme en mi propia burbuja, apartándome de todos. Porque aunque ellos hacen lo posible para socializarse conmigo, yo me alejo. Se me está dando una oportunidad para hacer las cosas bien, pero no hago más que desaprovecharla. Día tras día. Hora tras hora. Clase tras clase.

Esto no me va a llevar nada bueno. Sé que no lo hará. Al final se cansarán de mí, y me quedaré sola, como siempre. Volveré a ser la chica rara y aburrida que prefiere estar sola a hablar con alguien.

Pero es que soy así.

Esto es en lo que me he convertido.

La única cosa que me mantiene feliz cada día, y que me ayuda a seguir adelante es a la gente que he conocido éste último año. La que, aunque sé que no están cerca, estarán siempre allí para cualquier cosa. Qué triste, ¿no? Y lo peor y que no ayuda nada en mis fases depresivas es… que están todos en otra zona horaria. ¿Qué significa? Que solo puedo hablar con ellos o por bien entrada la noche o por el temprano amanecer. Lo hago, a veces. Me quedo a escondidas, en el ordenador, o me levanto por la mañana sólo para poder hablar con ellos. Mi madre me grita y amenaza constantemente con castigarme porque dice que estoy obsesionada, que no sé hacer otra cosa. Pero no lo entiende, porque no lo sabe. No sabe la verdad, y no pienso decírsela. No le voy a admitir que soy depresiva y que la única cosa que me mantiene con algo de vida son ellos, y que por eso quiero, necesito, DEBO hablar con ésa gente cada día, sea la hora que sea. Si pasa un solo día en que no lo he hecho, me hundo y me siento con ganas de nada. Intento razonar con ella, contarle una razón diferente tras otra, pero no hay manera. Además, si me grita me deprimo más. No me gustan los gritos. No hay ni un maldito día en que no escuche gritos en mi casa. Eso no me ayuda, hace las cosas peor. Pero, ¿qué puedo hacer? Nada. Es mi casa, no puedo escapar de aquí. Lo haría, pero no puedo. Así que toca convivir con ello, e intentar salir a flote.

Mis padres también creen que como no estudio es por eso que no saco las notas que debería sacar en el instituto. Ya lo sé, soy consciente de que podría sacar mucho más. Siempre me lo han dicho, los profesores. El problema es que no quiero. Quiero estudiar, pero a la vez me da vagancia. No, no es la misma vagancia que tiene la mayoría de la gente. ¿Recordáis la última cosa que os he dicho? Hablar con ésa gente. No puedo estudiar porque pienso en otras cosas, y cuando cojo un libro las ganas de hablar con todos ellos son aún más grandes. No me concentro a leer. No se me quedan las cosas. Tengo vagancia a deprimirme mientras estudio para sacar buena nota. ¿Y a qué lleva eso otra vez? BAM. A obsesión con el ordenador. Todo a mi alrededor es como una cadena de ríos llevando a un mismo mar.

Es lo que creen mis padres. Toooooda razón es ellos. No me conocen. No saben como soy. No me comprenden. No intentan entenderme porque creen que ya lo saben todo. Pero sólo ven mi máscara. La que ellos, mis familiares, mis amigos, mis compañeros de clase quiero que vean. Soy demasiado cerrada como para mostrar todo esto abiertamente. No quiero contárselo a nadie, tampoco, así que lo escribo en forma de palabras. ¿Por miedo? ¿Vergüenza? ¿Incomprensión? Sí, exacto. Eso es.

Necesito ver a un psicólogo.

Lo necesito y lo quiero.

Alguien desconocido que sepa ayudarme a afrontar esto.